Después de cada tormenta, sale un rayito de sol. "No sabemos por qué pasan las cosas, nadie lo sabe la verdad, pero esto que me pasó a mí... Fue lo mejor que me ha pasado en la vida; no me lo esperaba, pero aquel cambio de vida me dio nuevas oportunidades". -¿Qué hace Brook?-escuche esa voz. -¡Nada!-dije rápidamente, mientras cerraba aquel cuaderno en el que normalmente escribía. -déjame ver. -¡no! Forcejeamos un poco hasta que este se rindió y él suspiró algo cansado. -Bien, tú ganas-dice cabizbajo-, pero no te salvarás de mis besos-. Me tomo de la cintura y beso mis labios. -A eso no le diré, no-respondí al separarme de él y sonreí. -déjame ver enana. -No-negué nuevamente. Él solo hizo un pequeño puchero intentando convencerme, yo solo me reí y él no dudó ni un segundo en apretar la punta de mi nariz (como ya era de costumbre). -Qué risueña eres, Brooklyn-besa mi mejilla. -arréglate, hoy saldremos a festejar. Luego de eso salió del cuarto, me senté en mi cama mientras suspiraba como una tonta enamorada. "Esa era mi nueva oportunidad, y ahí lo vi a él... Mi tonto y apuesto príncipe azul"