🌸Lynette leyó con atención los documentos entre sus manos. La cabeza le dolía y los ojos les ardían por la cantidad de trabajo que tenía y que no había dejado de hacer pero no podía parar. Nunca le gustó dejar las cosas a medias.
Sin embargo, tuvo que despegar su vista de los documentos cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta. Se aclaró la garganta y dejó los papeles sobre el escritorio.
—Adelante.
La puerta se abrió dejando ver a un muy sonriente chico. Era el nuevo pasante que estaba de asistente con la Ministra.
—Disculpe que la interrumpa —sus mejillas se estaban tornando de un intenso color rojo y sus palabras no eran continuas.
Lynette negó con una sonrisa.
—No pasa nada, Robin. ¿Está todo bien?
—Uhm... la ministra me mandó a buscarla. La espera en su oficina.
La chica frunció el ceño pero al final asintió y se levantó de su asiento para ir junto al chico.
Ambos caminaron por los bonitos pasillos del ministerio francés. Luego de terminar con el colegio, Lynnette no quería seguir en Londres dónde siempre le recalcaban que no era bienvenida, así que Francia fue su mejor opción.
Los dos caminaron en silencio hasta la oficina de la mujer y al entrar la encontraron de pie junto a un bonito librero de madera blanco. Agnes le mostró una blanca sonrisa a la recién llegada y Robin salió para continuar con su trabajo.
—Lynette, gracias por venir —suspiró y se acercó a ella.
La chica no estaba segura de qué sucedía pero ese suspiro no le gustó para nada.
—No hay problema, ¿ocurre algo?
Agnes la miró fijamente, parecía nerviosa por decir sus siguiente palabras y eso sólo preocupaba más a Lynette.
—No me vas a despedir, ¿o si?
Agnes dejó salir una risita.
—Por supuesto que no... pero... no estoy segura de cómo tomarás esta noticia.
Lynette no estaba segura de qué decir pero sabía que algo que no le gustaría escuchar estaba por salir de los labios de su jefa.
—No puedo más con esta intriga. Sólo dime qué ocurre.
Agnes volvió a suspirar.
—Toma asiento, por favor —Lynette se acercó al par de sillones que estaban en una esquina y tomó asiento, enseguida lo hizo Agnes— el ministro Kingsley y yo hemos intercambiado algunas cartas en los últimos meses.
Lynette asintió sin estar muy segura de a qué venía todo eso.
—¿Qué bien?
Agnes sonrió pero rápidamente regresó a su seriedad.
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exile ✿ harry james potter
FanfictionLynette Malfoy siempre admiró a Harry Potter desde que era una niña. Asistió con él al colegio aunque él apenas le dirigía una mirada. Lo entendía, ella era un año menor y sus caminos nunca se cruzaron directamente. Las cosas cambian para Lynette c...