CHAPTER TWO

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Huye y salva tu pellejo.

Ese es el único pensamiento que se te ocurre en este momento.

Sin embargo, sabías que los guardias te estaban rodeando a ti y al Rey, por lo que no hay forma posible de que escapes, incluso si lo intentaste.

"¿Quieres que ordene tu ejecución? ¿Por qué no respondes a mi pregunta?"

Respiras hondo, pensando por un momento en tu respuesta antes de finalmente responderle.

"Mi nombre es (T/n)" empiezas.

"¿Y qué estás haciendo aquí?"

"No sé"

"¿Disculpe?"

"Está disculpado"

"..."

Henry te mira en silencio ante tu respuesta, sin esperar que actúes de esa manera hacia él.

Esperaba que tuvieras miedo.

"¿Cómo entraste aquí? ¿Alguien te envió a matarme?"

"No, y si tuviera que matar a su alteza, no habría estado dando vueltas a la luz del día esperando a que me atraparan".

Henry te mira con los ojos entrecerrados, sin dejar de mirar tu atuendo.

"¿Por qué estás vestida así?"

Bajas la vista hacia tu uniforme para darte cuenta de por qué te está mirando de forma tan extraña.

Pero, antes de que puedas escupir mentiras, una voz interrumpe la conversación con facilidad.

"Su alteza", el hombre que parece de la misma edad que Henry inclina la cabeza a modo de saludo.

Un apuesto joven con cabello y ojos castaños claros, se le podían ver los hoyuelos.

"¿Qué pasa, Charles?" Henry pregunta con molestia.

Charles Brandon, D̶a̶d̶d̶y̶  Duque de Suffolk.

No esperabas que fuera atractivo.

"Tenemos una reunión del consejo, y todos los demás están esperando tu llegada, mi rey"

Charles dice mientras te examina de pies a cabeza, antes de sonreír.

"Acompáñala a una de las habitaciones de invitados y haz que las doncellas la cambien por un vestido adecuado", ordena Henry a los dos guardias.

El Rey vuelve su mirada hacia ti una vez más.

"Hablaremos más tarde, señorita"

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¿Por qué tu suerte es tan terrible?

Sí, te gustan los personajes históricos, pero acabar en la época de Enrique VIII es una pesadilla para ti.

Teniendo en cuenta lo joven que se ve Enrique, supones que este es el comienzo de su reinado, donde está casado con Catalina de Aragón.

Todavía no explica por qué te mantiene encerrado.

Han pasado dos días desde la última vez que lo viste.

Pensaste que se había olvidado de ti o eso esperabas.

Desafortunadamente, una de las criadas te informó que el rey se reunirá contigo en privado en su estudio.

En este momento, estás parado frente a la puerta que conduce al estudio de Henry.

Cuando los guardias anuncian tu llegada, las puertas se abren y te dejan entrar.

En el momento en que las puertas se cierran, tus ojos se encuentran con los del rey.

"Espero que hayas encontrado la paz en mi castillo, señorita (T/n)"

Se mueve hacia ti hasta que está parado directamente frente a ti, su cara se inclina más cerca de la tuya.

"No" respondes sin rodeos, alejando tu rostro del suyo con disgusto.

Sin inmutarse por tu rechazo, te agarra la barbilla, obligándote a seguir mirándolo, sus ojos clavados en los tuyos.

"Entonces permítame hacerlo cómodo para usted, mi señora"

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