Parte 1

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Encuentro en la Tormenta

El viento aullaba a través de los árboles mientras la lluvia golpeaba implacablemente el suelo del bosque. En medio de la tormenta, dos destinos se entrelazaron en un encuentro improbable.

En una pequeña cabaña en el borde del bosque, la joven ciudadana, Helena, se enfrentaba a la furia de su padre. Su voz resonaba en la estancia mientras exigía que ella aceptara el matrimonio arreglado que él había planeado para ella.

"¡No puedes seguir ignorando tus responsabilidades, Helena! Es hora de que asumas tu lugar en nuestra familia y en la sociedad", gritó su padre, su rostro enrojecido por la ira.

"Padre, no puedo casarme con un hombre al que ni siquiera conozco. No puedo pasar el resto de mi vida siendo un trofeo para tus ambiciones políticas", respondió Helena con voz temblorosa pero firme.

Con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de angustia, Helena abandonó la seguridad de su hogar, sabiendo que no había vuelta atrás. Con cada paso, la tormenta arreció, pero ella no vaciló en su decisión de buscar una vida propia, lejos de las restricciones impuestas por su familia.

Mientras tanto, en lo más profundo del bosque, el bárbaro conocido como Drakon cabalgaba a través del torbellino de la tormenta. Acostumbrado a las inclemencias del clima y a la dureza de la vida en las llanuras, la tormenta apenas le afectaba. Pero algo en la noche tempestuosa llamó su atención.

Entre los árboles retorcidos por el viento, vio la figura de una joven mujer, empapada y temblorosa. Sin dudarlo, se acercó a ella, su presencia imponente recortándose contra el paisaje oscuro y amenazador.

"¿Qué hace una mujer sola en el bosque en una noche como esta?", preguntó Drakon, su voz resonando por encima del rugido del viento.

Helena levantó la mirada, sorprendida por la aparición de este extraño guerrero en medio de la tormenta. A pesar de la oscuridad y el estruendo de la lluvia, sus ojos se encontraron, y en ese momento, algo cambió para siempre en ambos.

Con gesto dubitativo, Helena titubeó antes de responder. "Estoy huyendo de un destino que no puedo aceptar", dijo con voz temblorosa.

Drakon la observó con curiosidad, notando la determinación en su mirada a pesar de su apariencia vulnerable. Sin decir una palabra, hizo un gesto con la cabeza hacia su mano derecha, indicando a su fiel lugarteniente que se acercara para ayudar a Helena.

El lugarteniente, un guerrero curtido en mil batallas, se adelantó con cautela y ofreció su capa a Helena para protegerla de la lluvia. Con un gesto de agradecimiento, Helena aceptó el gesto y permitió que el lugarteniente la ayudara a montar en el caballo de Drakon.

Juntos, cabalgaron hacia la fortaleza de Drakon, un imponente bastión de piedra que se alzaba en lo alto de una colina, protegido por las murallas y las torres de vigilancia. A medida que se acercaban, Helena sintió una mezcla de temor y esperanza ante lo desconocido que la esperaba dentro de esas paredes.


Entre Dos MundosWhere stories live. Discover now