Parte 3

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En las profundidades de la fortaleza de Drakon, Helena se encontraba rodeada por un mundo desconocido y fascinante. Aunque inicialmente se había sentido nerviosa por su situación, encontró consuelo en la hospitalidad de los bárbaros que la rodeaban.

Una tarde, mientras ayudaba en la cocina, un incendio estalló repentinamente en una de las estancias cercanas. El caos y el pánico se apoderaron del lugar mientras el fuego se extendía rápidamente, amenazando con consumir la fortaleza.

"¡Fuego! ¡Rápido, traigan agua!", gritaba uno de los sirvientes mientras corría de un lado a otro.

Helena, sin vacilar, agarró un cubo de agua y se dirigió hacia el fuego, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. "¡Vamos, necesitamos apagarlo antes de que se propague más!", instó a los demás mientras comenzaba a arrojar agua sobre las llamas.

A su alrededor, otros sirvientes se unieron a ella en su lucha contra el incendio, formando una cadena humana para transportar agua desde el pozo cercano.

"¡Más agua, rápido!", gritaba Helena, su voz resonando por encima del crepitar de las llamas.

"¡Aquí está, toma otro cubo!", respondió otro sirviente, pasándole un cubo lleno de agua.

El sonido de las llamas crepitantes y los gritos de los bárbaros llenaron el aire mientras luchaban desesperadamente por contener el fuego. A pesar del peligro inminente, Helena se mantuvo firme, su rostro iluminado por el resplandor del fuego mientras luchaba con todas sus fuerzas.

Finalmente, después de una lucha agotadora, el fuego fue sofocado y la fortaleza fue salvada de la destrucción. Helena, cubierta de hollín y sudor, se tambaleó hacia atrás, exhausta pero llena de gratitud por haber evitado una tragedia.

"¡Lo logramos!", exclamó Helena, mirando a su alrededor con una mezcla de alivio y asombro.

"¡Eso fue increíble, Helena! ¡Gracias por tu valentía!", dijo uno de los sirvientes, colocando una mano reconfortante en su hombro.

La noticia de la valentía de Helena se extendió rápidamente por la fortaleza, ganándose el respeto y la admiración de los bárbaros que la rodeaban. Incluso Drakon, que había observado la escena desde la distancia, no pudo evitar sentirse impresionado por el coraje de la joven ciudadana.

Después del incendio, Helena fue recibida con elogios y agradecimientos por parte de los bárbaros, quienes la consideraban una verdadera heroína por haber salvado su hogar.

Sin embargo, esa noche, mientras descansaba en su cama, Helena fue sacudida por pensamientos inquietantes. La imagen del fuego devorando la fortaleza seguía atormentándola, y no podía evitar preguntarse si había algo más detrás del incendio.

Al día siguiente, mientras caminaba por los pasillos de la fortaleza, una voz conocida la llamó desde una de las salas de reuniones.

"Helena, ven aquí, necesito hablar contigo", dijo Drakon, su tono serio pero no amenazante.

Helena se apresuró a obedecer, su curiosidad despertándose mientras entraba en la sala. Drakon estaba sentado en una mesa de madera, rodeado de mapas y documentos.

"¿Sucede algo, mi señor?", preguntó Helena, sintiendo un ligero nerviosismo en el fondo de su mente.

Drakon la miró con seriedad, sus ojos oscuros evaluándola con atención. "He estado pensando en el incendio de ayer", comenzó, su voz profunda resonando en la habitación.

"¿Crees que fue un accidente?", preguntó Helena, su mente retrocediendo al caos y la confusión del día anterior.

Drakon frunció el ceño, su expresión seria. "No lo creo. Sospecho que alguien inició el incendio intencionalmente", dijo con gravedad.

El corazón de Helena se aceleró ante la revelación, su mente girando mientras intentaba procesar la información. "¿Pero quién podría querer hacer algo así?", preguntó, su voz apenas un susurro.

Drakon suspiró, su mirada perdida en la distancia. "Eso es lo que intentaremos descubrir. Pero hasta entonces, debemos permanecer vigilantes", respondió, su tono firme y decidido.

Helena asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Sabía que el peligro acechaba en las sombras de la fortaleza, y que debía estar preparada para enfrentarlo, no solo por su propio bienestar, sino por el de todos los que llamaban a ese lugar su hogar.

Con determinación renovada, Helena se preparó para los desafíos que estaban por venir. Sabía que el camino por delante sería difícil y peligroso, pero con coraje y perseverancia, estaba segura de que prevalecería.

El incendio había sido solo el comienzo, y Helena estaba decidida a descubrir la verdad detrás de los oscuros secretos que acechaban en las sombras de la fortaleza de Drakon.

Entre Dos MundosWhere stories live. Discover now