06

708 130 9
                                    


Tsukki lo dudó por un segundo, entre apretar la pantalla de su móvil (más bien el botón que parecía en ella) o no hacerlo, y aunque estuvo tentado a lanzar el celular lejos y dormir una larga siesta, al final soltó un suspiro ahogado y apretó la pantalla.

A los dos tonos, Kuroo respondió (con una emoción que le pareció sospechosa) y Tsukki se sintió un poco nervioso, sólo un poco.

—¡Tsukki que sorpresa!—dijo y de fondo escuchó el sonido de unas ollas cayendo al suelo, la verdad Kei prefirió no preguntar—. Ya decía yo que había sido una fabulosa idea el haberte dado mi número.

—Te recuerdo que yo no lo quería y sólo lo acepté porque parecías una sanguijuela, más de lo que normalmente eres—le recordó con el ceño fruncido.

Tsukishima aun podía recordar con exactitud lo que había pasado ese día, el fatídico momento de su vida donde un acosador le obligó a guardar su número de teléfono en su celular.

—¿Por qué insistes tanto? ¿no podrías dejarme en paz?—el rubio se volteó, mirando hastiado a Kuroo, quien tenía su típica sonrisa en el rostro (sí, esa que Kei quería sacarle a golpes).

—Cuando me des tu número te dejaré, bueno no te molestaré tanto... tipo será como siempre, ¿me entiendes?—divagó y Tsukishima suspiró.

—No pienso darle mi número a un desconocido acosador.

—¡No soy un desconocido! Te sabes mi nombre y estamos todo el tiempo juntos, además que ahora vamos a intercambiar números—el pelinegro pasó un brazo por el cuello de Tsukki y lo atrajo más a él.

—Primero, ese "tiempo que pasamos juntos" que tanto presumes es normalmente en contra de mi voluntad—comenzó Kei y trató de zafarse del brazo bronceado de Kuroo, maldiciendo que el tipo fuera tan fuerte—. Y segundo, no vamos a intercambiar números.

—¡Vamos! ¡no seas aburrido!—Kuroo comenzó a caminar con Tsukki a rastras.

—¡Bien!—terminó resignándose el rubio, soltándose del agarre del pelinegro bruscamente—, pero quiero tu número, no tendrás el mío a menos que yo te contacte.

—¡Hell, baby! ¡He ganado!—gritó levantando los puños al aire y el rubio se arrepintió hasta que llegó a su casa y se comió un pastel de fresa.

—Te te hagas el difícil, ambos sabemos que llamaste para algo, dime ¿en qué me necesitas? ¿quieres pasar esta noche acompañado? ¿tal vez una cita?

—Yo...—y a Tsukishima se le trabaron las palabras, con los nervios pululando en la punta de su lengua—, mira, tengo toda la colección de las películas de Jurassic Park y no tengo a nadie que quiera verlas conmigo... y yo, como tú siempre estás dispuesto...—el rubio fue bajando la voz, con un pequeño sonrojo cubriendo su rostro, y si Kuroo lo pudiera ver en este momento ya lo habría besado apasionadamente y hecho otro tipo de cosas—¿quieres venir?

—¡Por todas las divinidades! ¡Claro que voy!—Tetsuro estaba que saltaba de la alegría, su mente podía imaginarse a Tsukishima con pijamas demasiado apretados y sonrojado por la vergüenza y...

Bien, tal vez debería tomarse un largo baño de agua fría antes de aparecerse frente a su chico rubio.

—Te envío la dirección por correo—Tsukishima se levantó de la cama, dispuesto a hacer los preparativos—... y gracias, Kuroo.

Más bien, luego de oír eso, Tetsuro debería darse una doble ducha de agua fría y pensar en su abuela en tanga.

To know us || KuroTsukiWhere stories live. Discover now