cinco.

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cinco
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❝la número uno❞

liubliana, slovenia

luka

Tenía diecisiete años cuando me llamaron por primera vez para jugar con la selección nacional eslovena

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Tenía diecisiete años cuando me llamaron por primera vez para jugar con la selección nacional eslovena. Recuerdo claramente que llamaron a mi madre, teníamos el teléfono en altavoz en la sala. Dijeron un montón de cosas que se resumían en elogios a mi juego, mi disciplina y el futuro que tenía como jugador.

Después el coach me felicitó y me dijo lo emocionados que estaban por tener a un jugador tan joven a la selección nacional.

Fue de los mejores momentos de mi carrera. Una semana más tarde nos sentamos en el mismo lugar a ver la convocatoria ser transmitida por televisión nacional. Escuchar mi nombre allí fue realmente especial.

Allison estuvo allí ambas veces, su mano sosteniendo la mía en todo momento. Sentirla a mi lado era lo único que me mantenía calmado a pesar de que por dentro era un manojo de nervios.

—Estoy tan orgullosa de ti, Lub. —me dijo esa noche, cuando ya solo éramos ella y yo en la privacidad de mi habitación.

Sonreí. Esas palabras sacaban siempre la mejor parte de mi. Me convertían en un maldito codicioso, deseando que me las repitiera cuantas veces yo quisiera escucharlas.

—Nada de esto sería posible sin ti. Lo sabes, ¿no? —me sinceré.

—Me das demasiado crédito por algo que hiciste tu. —respondió restándole importancia— . No te subestimes, naciste para ser una estrella. Es tu talento el que te puso exactamente en donde debes estar.

La amé un poco más por decir eso, nunca se adjudicó mi carrera como suya y nunca me hizo sentir que eso fuera la única razón por la que estaba conmigo. De hecho, siempre fue la primera en apoyarme y al mismo tiempo la última en preocuparse demasiado por ello. Cuando estábamos juntos solo se trataba de ella y yo, nadie ni nada más.

Y aún así, a pesar de lo mucho que lo negaba, la carrera que tengo a día de hoy se la debo la mitad a ella.

El primer partido de ese Eurobasket se jugó en Liubliana. Toda mi familia estaba en primera fila, incluida mi novia. La sensación de salir por primera vez a la duela y verlos a todos allí, mirándome con nada más que orgullo puro en los ojos fue arrolladora.

Antes de que sonara el silbato inicial me acerque a saludar, dejando a Lizzie para el final.

—¿Listo para patear traseros?

—Todo lo listo que puedo estar.

Bring it in, sweet boy.

Reí y encontré su mano con la mía. Dos choques palma con palma, dos choques dorso con dorso y un apretón leve antes de buscar sus labios para besarla. Por el par de segundos que duró el beso y aunque estábamos en una arena llena de gente, se sintió como las típicas tardes en las que solo éramos ella y yo en la cancha de cemento del barrio.

—Te amo. —murmuré.

—Te amo más.

Ganamos ese partido y me convertí en el jugador más joven en debutar con 40 puntos en la historia del Eurobasket. En ese momento me sentía invencible, tenía mis sueños en la punta de los dedos y todo a mi alrededor era perfecto.

Cuando salí del vestuario después de bañarme, Allison era la única persona que quedaba en el pasillo. Me tomé mi tiempo para atesorar esa imagen en mi cabeza antes de que se percatara de mi presencia. Tenía puesto mi jersey sobre una camiseta blanca de manga larga y un par de shorts que se ajustaban perfectamente a su cintura, el colgante con mi número adornando su cuello.

Era un tipo con suerte.

—Esta área es restringida para jugadores, señorita.

Todo su rostro se iluminó al escucharme.

—Estoy esperando a mi novio, un chico de este alto más o menos. —se puso de puntillas intentando recrear mi altura— . Rubio, ojos azules, es el mejor jugador de básquet que conozco.

Reí— . Hola.

Abracé su cintura con mis brazos hundiendo mi rostro en el hueco de su cuello. Sus brazos subieron rápidamente a mi cuello, acariciando despacio mi cabello.

—Hola. —respondió dando un paso atrás para mirarme— . Estuviste increíble allá afuera.

—¿Verdad? Era como si no pudiera dejar de hacer puntos. —conté, yo mismo podía escuchar la emoción chorreando de mi voz— . Fue asombroso.

—No es nada nuevo para mi pero me alegra que el resto del mundo se esté dando cuenta. —sonrió— . Estoy muy feliz por ti, mi amor.

Parecía que todo en mi vida mejoraba cuando ella estaba conmigo. Mi carrera, mi familia, mi entorno en general.

Pero claro que las cosas no podían ser tan perfectas para siempre. El único que podía arruinar todo era yo.

Y cuando lo hice, no dejé ni un solo escombro.

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Buenasss, uno antes de Año Nuevo. Ya vamos terminando esta parte y vamos a empezar la narración en presente desde el *incidente*

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Nos vemos el fin de semana. Cuídense <3

𝟓𝟎𝟔 | 𝐋𝐮𝐤𝐚 𝐃𝐨𝐧𝐜𝐢𝐜Where stories live. Discover now