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Tenía 17 años cuando el Real Madrid contactó a mi madre por primera vez. Me habían visto jugar en el Eurobasket el año anterior y de inmediato nos endulzaron el oído con todo lo que sabían que yo quería escuchar. Esa fue nuestra señal para contratar un agente.
Xavi se encargo de todos mis contratos desde ese momento hasta que declare para el draft de la NBA.
Su primer requisito fue que vuele un fin de semana a Madrid a probarme con el equipo. Luego descubriríamos el siguiente paso.
Allie estaba feliz por mi, genuinamente feliz. Siempre me miraba con esos grandes ojos caramelos inundados de orgullo sin importar lo insignificante que fuera mi accionar. Por eso no me sorprendió nada que cuando le conté, saltó como loca por media hora seguida. Después me abrazo tan fuerte que casi me rompe una costilla y finalmente me besó y pronunció las palabras mágicas de nuevo.
«Estoy tan orgullosa de ti, Lub.»
Estaba en una nube de surrealismo mientras subía al avión en compañía de mi madre. Todo acerca de la experiencia parecía mentira, me encontraba constantemente pinchándome a mi mismo pensando que en cualquier momento me iba a despertar.
Pero no, todo era real.
Llegamos un sábado en la madrugada, nos alojaron en una habitación en el Hilton y para mediodía ya estaba en el centro de entrenamiento del Real Madrid. Me dieron un recorrido completo mientras me enumeraban las razones por las que debería firmar el acuerdo, que involucraba cederles mis derechos deportivos hasta que cumpla 18. Es decir, no podría jugar para otro club en ese lapso de tiempo.
Yo no era la persona que tenían que convencer, para mi fue un si desde la primera llamada de teléfono. Cada vez que me hablaban la palabra "baloncesto" y "profesional" se impregnaban en mi cabeza. No podían ilusionarme más porque era imposible.
Después de toda la formalidad me presentaron con el resto del equipo principal. En un inicio pensé que iba a probarme con las inferiores, pero Xavi me hizo saber que los directivos del club creían que después del eurobasket estaba listo para jugar con profesionales.
Estaban en lo correcto, la rompí. El balón se movía en mis manos con tanta facilidad que hasta yo mismo me sorprendí.
Cuando vi la sonrisa de Pablo Laso, el entrenador, lo supe. No había duda, me iban a contratar.
—¿En donde te tenían escondido muchacho? —me preguntó mientras me alcanzaba un balón para seguir con los drills— . Espero que te unas a nosotros la siguiente temporada.
—Espero lo mismo, señor. —respondí sonriente.
De vuelta en el vestuario los chicos me trataron como si fuera uno más de ellos. Todos haciéndome saber lo felices que estaban de mi inminente unión al equipo.
Lo primero que hice fue agarrar mi celular. Los mensajes de Allie eran lo primero que aparecía en mi pantalla.
allison: demuéstrales a todos lo que mi hombre es capaz de hacer
allison: te amo<3
Reí resistiendo las ganas de llamarla para contarle con detalle la práctica. En su lugar, escribí de vuelta.
luka: eres mi amuleto de la buena suerte
luka: tu hombre va a ser parte del Real Madrid la siguiente temporada, AllieCat
—¿Novia?
Levante la cabeza encontrándome con Dino Radoncic. Uno de mis futuros compañeros de equipo y el único que es cercano a mi edad.
—¿Tan notorio es?
Rió— . Se ve en toda tu cara. ¿Es eslovena?
Asentí— . Se llama Allie... Allison. Vecinos de toda la vida. Llevamos juntos dos años. —conté— . ¿Tu?
—Oh, no. —respondió— . Este mundo es difícil de sobrellevar tal cual es. Quisimos intentarlo de larga distancia cuando me mudé pero terminó siendo un desastre de épicas proporciones.
—¿De que manera?
—Ella no quería mudarse conmigo porque su carrera está en Berlín, yo obviamente no iba a volver a casa. Mi horario empezó a ser loco, no encontrábamos tiempo para hablar, prácticamente éramos dos extraños. A veces el amor no es suficiente.
Escucharlo me dejó pensando en mi relación con Allie y Dino lo notó, porque inmediatamente argumentó algo más.
—Mira, hermano. Yo no conozco a tu novia y tampoco conozco tu relación así que no tomes mi experiencia como la regla. Hannah y yo simplemente no quisimos hacer el esfuerzo. Por la cara de bobo que pusiste al leer su mensaje, dudo que eso vaya a ser un problema contigo y Allie.
Traté de sonreírle y traté de quitar todas las dudas que ese par de palabras construyeron en mi cabeza. En serio lo traté.
Pero viendo en la manera en la que la perdí, es obvio que no lo logré.
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Me encanta escribir esta historia, les juro. Meterme en la mente de estos dos y contarles su historia me encanta 🫶🏽
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