Capítulo 23

53 16 3
                                    

La noche siguiente se celebró en O'Rilley's el cumpleaños de Taylor. Camila se alegró mucho de tener una distracción por una noche y poder divertirse en una fiesta. Tex y Evan decoraron el pub, cosa que hacían para los cumpleaños de todos ellos, lo cual significaba que lo decoraban muy a menudo.

Aquella noche, el tema de la decoración fue el Lejano Oeste, el favorito de Camila. No era muy difícil para el pub, que ya tenía mesas hechas con barriles de whiskey y una barra construida de madera. Además, las lámparas tenían forma de faroles de latón, y el suelo era de tablones anchos.

Todo el mundo se disfrazó. Las chicas habían quedado a la hora de comer y habían ido a su tienda de disfraces favorita, que estaba en la esquina. Camila no había tenido tiempo, así que solo se había puesto un sombrero y unas botas además de los pantalones vaqueros y una camisa de cuadros escoceses.

Taylor iba vestida de prostituta de salón, y era el centro de atención.

–Me has ganado –le dijo Tina a Taylor, acerca de su traje. Tina llevaba algo que, seguramente, también quería que fuera un disfraz de prostituta, pero parecía Little Bo Peep, si Little Bo Peep hubiera medido un metro noventa centímetros, tuviera la piel oscura y fuera impresionante.

–Estoy intentando no odiarte.

–Eh, no me como ni una rosca, ¿sabes? –dijo Taylor, mientras se ajustaba el corsé–. He pensado en mejorar un poco mi método.

–A mí me parece que lo has conseguido, guapa –le dijo un tipo desde el otro lado de la barra.

Su amigo hizo un gesto negativo con la cabeza.

–¿Estás loco? Es la hermana pequeña de Lauren.

El otro tipo palideció, le pidió disculpas a Taylor y salió del pub.

–¡Maldita sea, Lauren! –gritó Taylor.

Lauren estaba al otro lado del local, jugando a los dardos con Aiden, Charles y Logan. La miró, y le preguntó, gritando para hacerse oír:

–¿Qué pasó?

–¡Deja de destruir mi vida sexual! –le gritó su hermana.

Lauren hizo un gesto de horror, se tapó los oídos con las manos y se dio la vuelta.

Taylor puso los ojos en blanco.

–No va a parar. Me está causando ansiedad. Necesito un poco de acción. ¡Mis partes femeninas necesitan acción! –dijo–. ¡Alguien tiene que estar a la altura!

–Pensaba que habías intentado encontrar citas por Internet –le dijo Ellen.

–Sí, lo hice, pero resulta que hay muchas ranas por ahí –dijo Taylor, paseando la mirada por el bar con melancolía–. Yo no pido demasiado. Solo quiero un tipo de más de uno noventa que sea divertido, inteligente, respetuoso, sociable, bien vestido, leal, sincero, trabajador, y que esté obsesionado conmigo. Ah, y que tenga barba.

Ellen dio un resoplido.

–Bueno, pues si eso es todo...

–Eh –dijo Taylor–. Tú no eres quién para juzgarme. Llevas un anillo de brillantes con el que podrías cegar a toda la ciudad.

Todas miraron el anillo que le había regalado Alec. Era cierto que podría iluminar todo San Francisco. Tal vez, todo el estado de California.

–Supuestamente, los diamantes son los mejores amigos de las mujeres –dijo Sue–. Pero entonces, se inventaron los leggins. Los leggins son los nuevos diamantes –añadió. Miró a Tina, con su maquillaje y su peinado perfectos, y suspiró–. El hecho de que lleves extensiones y pestañas postizas me asombra, porque yo ni siquiera puedo molestarme en ponerme unos pantalones de verdad.

KISS- CAMREN G!PWhere stories live. Discover now