Chapitre 2.

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Léa

Durante el camino nos fuimos contando muchísimas cosas que nos habían pasado, la mayoría cosas paranormales por parte de Nerea que cree que es una semidiosa por su forma de ver las cosas o un rollo raro que se inventan los griegos, o al menos ella.

—Nerea no seas tonta.

—¿Y si resulta que he pasado un bucle del tiempo y en realidad estoy con Léa Hernández? —dijo mirándome ilusonada, haciendo referencia a la película Miss Pregrine, el hogar para los niños peculiares.

—Petite, nunca cambies —dije sonriendo.

Una vez que ya llegamos entramos dentro. Ahí nos esperaban nuestras compañeras, todas menos Gabrielle. Espero que no me deje tirada.

—Salut mon amour!¹ —dijo nuestra compañera Lucía.

—Salut mon amour —dije riendo.

Lucía es una chica procedente de Montevideo, Uruguay. Sus padres se mudaron aquí hace unos 3 años por temas personales, que no nos ha contado y tampoco la vamos a presionar por ello.

—Que bien te ha quedado el pelo hoy Léa —dijo esta vez Amélie.

Amélie es de Alemania, de Munich. Sus padres, al igual que la mayoría, eran de Francia, pero ellos siempre están viajando y a ella la tuvieron en Alemania, pero a su hermano, Paul, lo tuvieron en Francia.

—Pues gracias, me siento orgullosa —dije recordando lo que pasó horas antes.

—¡Eh! —dijo Lucía llamando nuestra atención—. ¡Dentro de poco es el cumpleaños de la petite! —dijo feliz y todas miramos a Nerea aplaudiendo y gritando.

—¡Sí! ¡Ya no soy tan pequeña!

—A no, no, no, tú siempre serás nuestra petite —dijo Amélie sonriendo.

Nerea tiene 20 años, ya casi 21 y siempre ha sido la "petite" de toda nuestra familia, tanto por su altura y como su mentalidad.
Llegó aquí con 15 años y nadie esperaba esto de ella, nadie esperaba que la griega que se imaginaba que era hija de los dioses estaría a la altura de unas chicas de 18 años, por aquel entonces.

—Bonjour² —dijo nuestra entrenadora acercándose.

—Bonjour —dijimos todas a la vez.

—Hoy, para empezar bien la semana subiremos y bajaremos las escaleras 50 veces y 3 vueltas a la pista. ¡Ya!

—Yo solo hago 200 metros lisos, no 3 kilómetros —dijo Lucia indignada.

—¿3 kilómetros? ¡Pues tres kilómetros!

—¿Qué? —dijo Amélie mientras calentábamos.

—¿4 kilómetros? —dijo desafiante la entrenadora.

—No, no, no —negué rápidamente.

—Bien —dijo con su perfecto acento francés.

—Te voy a matar —dijo Nerea a Lucía.

—Perdón pero es que es verdad, no es normal —dijo casi sin poder respirar.

—Somos atletas de alto rendimiento para ir a las Olimpiadas, mejor callémonos porque creo que tenemos que hacer mucho más —dije rodando los ojos.

[...]

—¿No creéis que la entrenadora está más amargada? —dijo Lucía mientras nos dirigiamos a la pista para correr los 3 kilómetros.

—¿No lo era ya lo suficiente? —dijo Amélie con la respiración agitada.

—Y se tendría que jubilar ya —dijo Nerea riéndose—. ¿Cuantos tendrá, 55 o 60?

—Yo le pongo 57 —dije riendo.

—Todas a la línea de salida —dijo la entrenadora acercándose—. Recordar que esto no es una carrera, ir tranquilas y sin correr.

—¿Como qué sin correr? Esta tía es tonta —dijo Lucía susurrando.

—Shh, calla que puede que nos mande tres kilómetros más —dijo Amélie agitando los brazos.

—Preparados... Listos... ¡Ya! —dijo la entrenadora y comenzamos a correr por toda la pista.

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¹Hola mi amor.
²Buenos días.

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now