Chapitre 34.

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Léa

Cuando llegaron todos los compañeros Marco empezó a hablar.

—Buenos días. Hoy se incorporan al equipo cinco nuevas compañeras: Léa, Lucía, Nerea, Amélie y Gabrielle. Actualmente medallistas en las últimas nacionales de su perspectivo país.

Nosotras dimos un paso hacía delante y saludamos.

—Chicas, hoy pasaran las pruebas médicas y físicas, donde veremos su capacidad. Los doctores os esperan en el pasillo.

Nosotras le agradecimos y nos despedimos.

Le miré una última vez a los ojos y un destello surgió en ellos.

—¡Estoy emocionada! —exclamó Lucía—. Ya quiero empezar a entrenar.

—Yo también —sonrió Nerea.

Al llegar al pasillo a cada una le asignaron una habitación. A Gabrielle y a mi nos llevaron a la sala médica.

—Bienvenida a Madrid, Léa —me saludó una doctora, mientras la otra doctora se encargaba de Gabri—. Seguro que aquí seguirás triunfando.

—Muchas gracias —le sonreí.

Ella me indicó que me quitara la camiseta y los tenis para medirme y pesarme.

—Y bueno, ¿qué te ha traído Madrid? —preguntó mientras medía mi envergadura.

—A decir verdad, mi novio. Aunque probar cosas nuevas nunca viene nada mal.

—Es muy atrevido venir a vivir a otro país, ¿no crees? —se volteó a escribir unas cosas y me tendió un peto.

—Sí. Espero que todo vaya bien.

Me ordenó ponerme el peto y los tenis y me puso una especie de máscara. Para comprobar como estaban mis pulmones estuve corriendo por algunos minutos.

—Está bien. Ya puedes parar.

Me quitó la máscara y me dio una botella de agua.

—Te mediré la tensión y te podrás ir al gimnasio, allí te harán las pruebas físicas. Cuando termines tendrás que pasar por aquí otra vez para un análisis.

Asentí y me tomó la tensión.

Al terminar, me dio mi camiseta y me indicó donde estaba el gimnasio.

Por el camino nos encontramos con Amélie.

—¿Ya hicieron las pruebas médicas? —me preguntó.

—Sí. Es todo muy rápido —respondió Gabrielle—. ¿Y Lucía y Nerea?

—Siguen en el gimnasio. El entrenador es bastante guapo —nos guiñó un ojo y se marchó.

Al entrar vimos que Amélie no se equivocaba. Un hombre moreno y ojos miel nos esperaba mientras hablaba con Nerea.

Él levantó la vista y nos saludó.

—Bienvenidas a Madrid chicas —nos saludó—. Yo soy Iker, seré vuestro próximo preparador físico.

Nosotras nos presentamos y Nerea se despidió.

—Que no se te caiga tanto la baba —le susurré y ella se sonrojó.

—Léa, ¿quieres empezar tú con la flexibilidad y Gabrielle con la fuerza?

Nosotras asentimos. Iker se fue conmigo y Gabrielle con el otro monitor.

El monitor me enseñó a hacer el ejercicio y yo lo puse en práctica.

—Perfecto, pasemos a los reflejos.

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now