Chapitre 18.

1K 80 37
                                    

Léa

—¿Entonces donde dormiré? —dije cuando ya llegamos al hotel.

—Mi habitación tiene solo una cama y es individual —suspiró Amélie.

—La mía está muy desordenada y me da pereza ordenarla —dijo Paul encogiéndose de hombros.

—La mía está ordenada y tiene cama doble, si quieres te puedes quedar en mi habitación... —dijo Anto tímidamente.

—Esta bien —sonrió Anto—. Me quedaré —dije finalmente.

—No quiero locuras —dijo Paul haciendo de mi padre.

—¿Ni un roce? —dijo Anto mirándole con cara de niño bueno y haciendo que me sonroje.

—Os estoy vigilando —amenazó por última vez Paul.

  [...]

—Ya has estado antes, así que creo que sabes ubicarte.

Asentí y fui a llevar la mochila a la habitación.

—¿Es una cama de matrimonio?

—Espero que no te moleste... Te juro que no voy a hacer nada.

—Eso no fue lo que dijiste antes —me volteé y quedamos frente a frente.

Nos íbamos acercando lentamente hasta que pude sentir su respiración, nuestras narices llegaron a chocarse. Anto sonrió inconscientemente, pero no podía, tenía que parar, esto estaba mal.

—Voy a dejar las cosas —dije separándome incómoda y yendo hacia armario.

—Si... Yo voy a llamar a Théo —dijo cabizbajo y se fue al salón.

Antoine

—¿Anto? —dijo Théo descolgándome.

—Hola, ¿donde te hospedas?

—En la habitación 376, tercer piso.

—Ah, vale... Oye, necesito pedirte consejo —dije cambiando de tema.

—Claro, dime —dijo y oí como se sentaba.

—Ponte cómodo —vacilé—. Bueno, que estuve apunto de besar a Léa.

—Espera, ¿desde cuando la conoces?

—Ayer.

—¡Ey! Tranquilo, no vayas tan rápido.

—Siento que la conozco desde hace tiempo —suspiré—, necesita a alguien que la ayude.

—¿Qué la ayude?

—Perdió a un familiar hace aproximadamente un año, aún no se quien es, pero estoy seguro que la Léa que yo conozco no es la verdadera Léa debido a eso.

—A mi me parece simpática —dijo mi hermano sinceramente.

—Lo es, o eso creo, pero hay algo que no me cuadra.

—Puede que ya no sea tan abierta como antes. Yo te recomiendo que la vayas conociendo y que sepas con que jugar y con que no, ¿entiendes?

Justo lo que me dijo Paul.

—Si, muchas gracias enano, nos vemos dentro de poco —dije y colgué.

Me senté en el filo del sillón y comencé a jugar al Pou.

—Una pregunta —volteé y vi a Léa—, ¿te importa que use tu armario? Es para no arrugar la ropa.

—Claro, usa el que necesites.

Asintió y se fue a terminar de organizarlo.

Léa

Al rato de entablar la corta e incómoda conversación con Antoine de como dormiríamos tocaron seguidamente al timbre.

—¡Ya voy! —chilló Anto.

—Por fin abres —pude oír una voz masculina.

—Lo de nos vemos pronto no era literal, ¿sabías? Pero bueno, como si estuvieras en tu casa —dijo Anto con ironía.

—Soy tu hermano pequeño, no deberías tratarme así —se burló Théo—. Hola de nuevo Léa.

—Hola, ¿qué tal?

—Bien, ¿y tú? Yo creo que bien —dijo respondiéndose.

Rápidamente Antoine le dio una colleja y el otro se rió.

—Sí ¿gracias? —dije dudando por la situación.

—No hay de que —dijo guiñándome un ojo y haciéndome reír.

—¿Bueno a qué veniste? —dijo el rubio cortando la conversación.

—A pasar momentos en familia.

Théo aprovechó que estaba en el medio de nosotros dos y pasó los brazos por nuestros hombros, acabando en un cálido abrazo.

—¿Sabes? Creo que mamá quiere hablar contigo —dijo Anto separándose.

—No que va.

—Oh, si, si, me dijo algo de una analítica, ¿puede ser? —dijo Antoine con el ceño fruncido.

—Esta bien, creo que me quieres ver... ¿Muerto? —Théo vaciló—. Siento molestar, espero que lo paséis bien, parejita.

Antoine

—Antes de que te vayas. ¿A qué vino eso? —dije alejándolo de Léa.

—No se.

—¿Como qué no sabes? —pregunté extrañado.

—Quería divertirme un rato y saber como reaccionaríais —dijo riendo.

—Que tonto eres —suspiré.

—Oye, si Léa va a ser mi próxima cuñada tengo que conocerla, ¿no?

—Supongo... ¡Pero nadie te ha dicho que vaya a ser tu cuñada! —exclamé.

—Te acabas de responder a ti mismo, hermanito —dijo haciéndome burla.

—Te puedes quedar si no molestas.

—¿Vais a estar riendo y haciendo cosas de enamorados? Porque entonces paso.

—¡Qué la conozco de ayer, pesado! —suspiré.

—Así te doy más espacio para que le robes el corazón —dramatizó Théo.

—Anda, entonces vete.

—De acuerdo, pero que conste que yo he querido ayudar.

—¿Cómo? Espántandola será. Porque no se a ti, pero a mi alguien entra en la habitación, pregunta algo y se responde él mismo me daría mal rollo —dije frunciendo el ceño.

—Ha sido el suero —se quejó mi hermano.

—¿Cuándo fue la última vez que te lo inyectaste?

—No me acuerdo, pero han dicho que es duradero —se encogió de hombros.

—Sí, seguro que si hermanito —ironicé.

—Al menos avísame cuando haya que ir a cenar.

—De acuerdo —dije y me despedí de él.

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now