Chapitre 47.

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12 de mayo 2018

Léa

Ahora mismo me encontraba acostada en la hamaca frente a la piscina de Antoine, debido al buen clima de Madrid.

Necesitaba un poco de relax y de tranquilidad.

Desde que Antoine y yo nos volvimos a hablar, él está muy cariñoso y empalagoso. Me agrada saber que ya acepta el bebé y ha sabido disculparse.

Sobre el bebé va todo bien. Prefiero esperar a que tenga dieciséis semanas para estar cien por cien seguros de su sexo.

En cuanto a Antoine, él ha tenido que viajar hoy de nuevo, pero este vez a Málaga. Jugaría hoy por la tarde-noche contra el equipo malagueño y volvería el domingo por la madrugada.

Seguramente lo reciba despierta ya que se me hace muy incómodo dormir. El médico me ha mandado unas pastillas, pero tampoco me siento muy bien.

El sol comenzó a calentar más y más hasta que empecé a notar arder mi piel. Me rocié con crema solar y volví a acostarme.

Por mi cabeza se pasó la idea de meterme en la piscina, pero la descarté.

Tras varios largos minutos al sol, y viendo la hora que era, decidí sacar a pasear a Hookie y aprovechar para hacer un poco de ejercicio.

Me vestí con unos leggins negros cortos y una camiseta de asillas rosa pastel y seguidamente me hice una coleta. También me puse mis gafas de sol negras.

Até a Hookie con la correa y fuimos a dar un paseo tranquilo por las calles de los alrededores. La villa se había vuelto aburrida.

Llegué hasta un parque bastante tranquilo donde solo había algunos adolescentes. Solté a Hookie para que correteara y yo me senté en un banco.

Observaba a los adolescentes, los cuales me miraban a mi curiosos y murmuraban varias cosas.

Una joven de al menos catorce años se acercó con su móvil en la mano derecha.

—¡Hola! —exclamó—. ¿Eres Léa Aubriot verdad?

Me quité las gafas de sol y la miré sonriente. Asentí.

—¿Podrías sacarte una foto conmigo?

La niña con cabellos marrones me miraba alucinada y se podía notar que le hacía mucha ilusión.

—Claro.

Ella se acercó a mi y sacó la foto.

—Muchas gracias Léa. Mis amigos tienen vergüenza y no te quieren saludar.

La niña se volteó y los miró.

—¿Podrías venir un momento?

Yo asentí encantada y me levanté. Nos acercamos a los dos chicos y una chica que acompañaban a la joven.

Los saludamos y me pidieron también sacar una foto.

—Muchas felicidades —habló un chico—. Por el bebé.

—Gracias —sonreí.

La chica que me había pedido la primera foto me preguntó:

—¿Fue duro?

Yo la miré asombrada.

—Bastante —sincericé.

Me quedé observando las facetas a la muchacha... Esa mirada ya la había visto antes.

—Gracias Léa —terminó la otra chica.

Les agradecí a ellos y antes de irme le susurré a la muchacha:

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now