Chapitre 8.

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Léa

—Y por último, Lucía 200 metros lisos, Nerea 100 metros vallas y 400 metros vallas, Amélie 800 metros lisos, Léa 60 metros y 100 metros lisos, Gabrielle 60 metros vallas —dijo la entrenadora.

—¡Ah! Las del equipo francés ir primero a relevos —nos dijo le entrenadora después a Tya, Valérie, Gabrielle y yo así que nos dirigimos hacía nuestro apartado respetando los sitios de las demás atletas.

—Hola chicas, ¿cómo os encontráis hoy? —dijo Víctor el ayudante de Margot, nuestra entrenadora.

—Bien —respondimos al unísono.

—Tengo que comentarles unas cosas, he hecho un par de cambios, antes empezaba Tya y terminaba Gabrielle, pero viendo que Gabrielle ha salido de una reciente lesión no nos podemos arriesgar, así que Léa ocuparás el sitio de Gabrielle y ella saldrá la tercera.

—¿Sería Tya, yo, Gabrielle y Léa? —pregunto Valérie.

—Exactamente —dijo Víctor sonriente—. Para ir entrando en calor podéis ir dando un par de vueltas a la pista, mientras yo ayudo a las chicas a colocar la colchoneta para salto de pértiga.

Nosotras asentimos y empezamos a dar vueltas por toda la pista. Cuando ya habíamos dado las dos, dimos media vuelta caminando para no enfriarnos mientras esperábamos las indicaciones de Víctor, ya que Margot estaba con las chicas de salto.

—Perdón por tardar tanto, una pértiga se rompió y casi le cae en la cabeza a Thalia —dijo nombrando a otra compañera.

Víctor nos dió unas indicaciones de como salir más rápido y no nos cansaramos tanto.

Mientras esperaba a que me llegara el testigo vi pasar a toda leche a Lucía. Sonreí inocentemente, va a llegar muy lejos.

Amélie

Mientras me preparaba para correr los 800 metros lisos vi a Nerea intentando saltar una valla pero sin resultado alguno.

—Joder, que no me llega el pie —dijo desquiziandose.

—¿Ni cogiendo impulso? —dije acercándome.

—A veces la tiro y a veces no —dijo con los brazos cruzados.

—¿Y Margot no te ayuda?

—Me dice que como no crezca más no el ojeador de Grecia no se fijará en mi —dijo mirando al suelo.

—Va, es una tonta, no le hagas caso y sigue intentándolo —miré hacía donde estaba mi compañera apunto de empezar con la carrera, pero no podía dejar a Nerea así, tenía que ayudarla.

—Coge un poco de impulso y... —dije cuando se iba acercando contando las zancadas que daba—. ¡Salta! —dije pegando un pequeño brinco.

Sonreí ya que esta vez no había tirado ni rozado la valla.

—Gracias Amélie.

—No hay porque darlas —dije sonriendo—. Ya sabes son 3 zancadas no 4.

—Entendido.

Léa

Quedaba media hora para que se acabara el entrenamiento y yo ya había practicado relevos y los 100 metros lisos, me tocaba 60 metros lisos que era el que mejor llevaba. Fui al sitio correspondiente y me fijé que estaba muy cerca de las gradas, eso significa que estaba muy cerca de Antoine... Y de Paul.

Antoine no paraba de mirarme fijamente, podía ver como sonreía cuando hacía mi ejercicio bien o cuando yo me reía.

Me estaba poniendo de los nervios, no me molestaba ni nada, pero no quería dar mala imagen, si me caía o algo probablemente se reiría de mi.

De vez en cuando miraba para las gradas y le sonreía, eso claro, tenía que saludar también a Paul que si no se notaría que solo estaba pendiente de Antoine.

Antoine

A ser sinceros no le quité la vista a Léa en ningún momento, era muy rápida y muy dedicada, se nota que le gusta su trabajo.

—¿Le estás mirando el culo o qué? —dijo Paul mientras notaba que no le quitaba ojo.

—Calla imbécil, solo miro como entrena —dije obvio.

—Ah, como entrena —dijo Paul mirándome picaramente.

—Shhh —dije rindiéndome—, creo que no lo ha notado.

—No que va, no va a notar como un acosador la mira atentamente —dijo Paul riendo.

[...]

Cuando la entrenadora pitó el final del entrenamiento la mayoría se tiraron al suelo a respirar o a calmarse, entre ellas la novia de Josema.

—¡Ah! ¿Amor estás bien? ¡LUCIA!—dijo gritando cuando vió que esta se tiraba al suelo rendida.

—¡Ya voy! —dijo cogeando un poco bajando las escaleras, llamando la atención de todos.

—¿A dónde vas? —dije deteniéndole, con todas las miradas encima.

—A buscar asistencia médica —dijo soltándose de mi agarre—. ¿Y los médicos donde están?

—¡Cállate! —dije cogiéndolo de las muñecas—. Están demasiado cansadas y se tumban al suelo para relajarse, se ha acabado el entrenamiento.

—Ahhh, eso tiene mas sentido —dijo riendo y mirando a la pista.

Estaban Léa, Amélie y Lucía mirando divertidas la escena que acabamos de montar. Más que Lucía le mandó un beso volado Josema haciendo reír a Léa y a Amélie.

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now